
AGROMARTIN, empresa agroalimentaria familiar: ¿modelo para la producción hortofrutícola integralmente sostenible y empleo decente verde?
Equipo de Investigación del Proyecto.
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El sector de los frutos rojos onubense es muy exigente y competitivo. A pesar de su alta rentabilidad y de las expectativas de crecimiento que tiene, por la fuerte demanda internacional de sus productos (hoy supone casi un 10% del PIB andaluz y factura más de 1300 millones de euros), cada vez más recomendados para dietas saludables y antienvejecimiento (por sus propiedades antioxidantes), presenta muy duras condiciones de trabajo, también de vida. Al elevado esfuerzo físico que requiere se suma que, la cualidad de personas inmigrantes extracomunitarias de la gran mayoría de su personal empleado, el carácter temporero de la mayoría y el ser mujeres en su contingente laboral mayoritario, levantan dificultades de integración, ya desde el modelo de alojamiento. Desde hace años se viene hablando del fuerte estigma de chabolismo o “favelismo” de los asentamientos en Huelva (también, si bien con menor intensidad, en Almería).
Cierto, el problema de la vivienda es un drama hoy para una creciente parte de la población española, también trabajadora, y sobre todo, más joven. Pero no menos verdad es que los problemas de vivienda vinculados a la población laboral temporera inmigrante extranjera de este sector viene de lejos, un triste cuento de nunca acabar, llevado incluso al cine como expresión de “esclavitud moderna”. En ellos, además, las condiciones son particularmente insalubres y peligrosas.

Jornaleras entre chabolas e invernaderos, en Lucena del Puerto.Fuente Público
Periódicamente se reproducen las críticas que denuncian una situación no fruto de casos aislados, derivados del descontrol de un sector de gran crecimiento, sino el reflejo de un “modelo económico planificado basado en la explotación y la ausencia de derechos para maximizar beneficios”. En este sentido, no solo se haría invisibles a quienes trabajan, la mayoría mujeres, sino que se normaliza el modo de vida tercermundista, repitiendo en España la situación que tendrían en sus zonas de origen (sin acceso a agua, sanidad o vivienda), para garantizar la rentabilidad de la producción, manteniendo precios relativamente bajos. Un problema de vivienda al que se sumarían otros de ausencia de dignidad de vida en el trabajo, como sería la discriminación sistémica o la violencia sexual, así como los ambientales, hoy en cierta medida silenciados, por las lluvias abundantes, como es el consumo elevado de agua del sector, a veces bajo la sospecha de uso de múltiples pozos ilegales, que se han querido legalizar, en algún momento, afortunadamente frenado, por parte del Gobierno español y de la Comisión Europea, por amenazar la propia vida del Parque Nacional de Doñana y su acuífero -ya muy castigado, pese al soplo de vida y esperanza de las últimas lluvias-.
2.
Pero no es esa dimensión crítica y denunciable, sin duda existente, real, la que aquí queremos destacar. En esta entrada pretendemos ofrecer una imagen muy diferente, también existente y que prueba que sí es posible, y muy rentable, social y económicamente, también ambientalmente, el tránsito a empresas del sector más seguras, saludables, saludables, sostenibles e inclusivas. En un contexto más general lentamente cambiante, en virtud del acuerdo entre el gobierno andaluz y el gobierno de España para que, entre otras medidas de garantía de la sostenibilidad del espacio natural y aledaños, como la asignación de ayudas para el abandono de cultivos en la zona (más de 100.000 euros en algunos casos, a repartir en 10 años), se promuevan programas de construcción y de rehabilitación de viviendas dignas, hallamos diversos ejemplo de empresas del sector que se han comprometido en la puesta en práctica de un modelo de mayor responsabilidad social y ambiental. No solo se marcan como objetivo colaborar en la sostenibilidad ambiental, sino que se muestran activas como colaboradoras en la erradicación del chabolismo y de toda forma de infravivienda para su personal temporero.
Destacamos aquí, por su singularidad en la asunción y puesta en práctica de un modelo de producción y gestión integralmente sostenible (ambiental, social y económicamente) de su modelo de negocio, la empresa del sector de frutos rojos y fruta de hueso Agromartin. Situada en un enclave estratégico a las afueras de Lepe (Huelva) exhibe, y certifica, el uso de las mejores técnicas de cultivo respetuosas con el entorno, conservando el legado natural y paisajístico en el tiempo para las generaciones futuras, sin perder de vista la dignificación de la vida de su personal. Desde 1979, año en que el titular comienza su actividad como agricultor, con su mujer, para la venta en el mercado loca, habría pasado, en 2025, integrado desde 2012 en el Grupo Plus Berries, a más de 1200 personas trabajadoras en campaña, gestionando más de 4 millones de plantas de fresas y 55.000 árboles frutales de producción propia al año (108 hectáreas de fresas, 253 de fruta de hueso).
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Se trata de una empresa dinámica y en crecimiento constante, tanto en la producción como en la comercialización de frutas, prometiendo combinar calidad, innovación, salubridad y sostenibilidad. Está presente en buena parte del mercado europeo (Austria, Inglaterra, Holanda, Bélgica, Países Nórdicos, Países del Este, etc.) y cómo en países extracomunitarios (Rusia, Emiratos Árabes). La empresa contaría con la más amplia gama de certificaciones de sostenibilidad integral. Entre otras (son más de 12), por lo que aquí más interesa:
- GRASP (GLOBALGAP Risk Assessment on Social Practices”). Un instrumento de autorregulación típico del modelo de responsabilidad social empresarial (RSE) certificada internacionalmente, sobre la base de una evaluación de calidad de las políticas de salud, seguridad y bienestar de las personas empleadas en el campo.
- LEAF (Linking environment and farming). Certifica el compromiso con el medio ambiente y las buenas prácticas agrarias. Esta “norma” confirma que el producto ha sido producido de forma responsable con el medio Ambiente.
- El Organismo de Certificación SEDEX incluye todos los estándares laborales, salud, seguridad, medio ambiente y ética Empresarial.
- Sistema desarrollado por TESCO para ofrecer a sus clientes un producto de más calidad y más seguro, incluyendo elementos como el medio ambiente, la formación, seguridad e higiene en el trabajo, control integral de plagas, manejo integrado de cultivos, etc.

Agromartin, pues, no sólo destacaría en la producción de frutos rojos y frutas de hueso, innovando, sino en dignificar la vida de sus personas trabajadoras. La política de empresa busca prosperar en el mercado con (1) una adecuada gestión de los recursos ambientales y (2) una cultura de gestión del trabajo basada en la ética social, cuyo pilar se sitúa en el modelo de responsabilidad social. Justamente, en línea con la Directiva sobre diligencia debida, que establece objetivos tanto en derechos humanos laborales y sociales como en medio ambiente, el Gobierno ha creado una Comisión Internacional de personas expertas para actualizar el marco normativo en materia de RSE y promoverla.
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Para ilustrar ese compromiso social y ambiental, de modelo de negocio que respeta al entorno y a todas las personas que hacen posible recolectar lo que una fértil tierra da desde hace décadas, cabría destacar dos programas especialmente relevantes (como ha mostrado el programa Tierra y Mar, de Canal Sur, 4 de mayo de 2025). El primero, su proyecto de emprendimiento femenino, en virtud del cual se forma a sus trabajadoras marroquíes para que puedan llevar a cabo, al regresar a su país, iniciativas económico-emprendedoras artesanales. Desde el año 2021 cuenta con el proyecto de emprendimiento femenino para sus trabajadoras temporeras extranjeras, iniciativa en colaboración con el Servicio de Cooperación Internacional de la Diputación Provincial de Huelva y la Fundación Cepaim. El objetivo es facilitar el emprendimiento partiendo de una idea de negocio viable, que se pueda poner en marcha en su país y generar riqueza en sus lugares de origen. Los proyectos de emprendimientos son artesanales y familiares (sector textil, sector agroalimentario, sector cosmético, etc.).

La segunda iniciativa destacable de este modelo de sostenibilidad integral, basado en la responsabilidad social y en el intercambio cultural para la gestión de inclusión, es la creación de alojamientos para su personal temporero, a modo de un pequeño pueblo interior seguro, saludable y sostenible. Se trata del programa de viviendas en la finca Vascogil (corazón de la empresa). Cuenta con todas las comodidades para que el personal empleado viva en sus casas, dejando atrás el estigma del chabolismo.
Dentro de la superficie asignada al personal que reside en la finca, se dispone de salón de ocio, así como sala de rezo, además de un aula de formación, una jaima intercultural para celebraciones y actividades formativas. Esta área cuenta con agua potable y saneamiento, servicio de basura, botiquín, iluminación, manual de convivencia en varios idiomas, manual de emergencia y contra incendios (no es baladí, pues se conocen varias muertes por incendios en las chabolas de otros asentamientos). Entre sus servicios, destacan los autobuses para desplazar al personal a núcleos urbanos para realizar sus compras y un buzón de sugerencias, para que, anónimamente, puedan denunciar quejas o proponer mejoras. Para mejorar la integración dispone de hornos típicos de distintas regiones de Marruecos para que sus habitantes desarrollen sus platos típicos, lo que supone un enfoque culturalmente enriquecedor. En la jaima intercultural se puede ver a personas búlgaras o polacas disfrutar de la Fiesta del Cordero musulmana, o a marroquíes en celebraciones de sus compañeras del este
Asimismo, en ciertos días, un “ofibus” visita las viviendas como solución móvil que ofrece servicios bancarios directamente a sus habitantes. En suma, un modelo de gestión integradora de la diversidad en entornos laborales. No está sola en este programa, otras empresas del sector, como Agrícola El Bosque, de Lucena del Puerto, también cuenta con zonas dignas de alojamiento, en el marco del citado primer programa estratégico de la Junta de Andalucía para erradicar asentamientos chabolistas. Una iniciativa, por cierto, que respondería al derecho al alojamiento digno de este personal temporero según el art. 19.4, c) de la Carta Social Europea (revisada).

Zona de alojamiento para las trabajadoras contratadas en origen de la empresa onubense Agrícola el Bosque, en Lucena del Puerto.
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Es posible, pues, crear entornos de trabajo y vida en el que las empresas puedan prosperar facilitando el bienestar de su personal, también si presenta una dosis de diversidad notable, mediante modelos de gestión intercultural y respeto mutuo, fomentando la convivencia armoniosa y reforzamos la cohesión de todas las personas, así como conservando, incluso protegiendo, el medioambiente A la responsabilidad social, la empresa de referencia suma, como se dijo, la ambiental, al integrar métodos de producción sostenibles, participando de forma activa en la protección ambiental. Así, tiene certificada:
- La gestión sostenible del agua, certificada según el módulo SPRING de GLOBALG.A. P, yendo más allá del uso de riego por goteo
- el control biológico de las plagas, reduciendo a la mínima expresión usar fitosanitarios
- y la instalación de paneles solares para reducir las emisiones de CO₂. En este sentido, cuenta con la certificación de huella de carbono, de modo que confirmaría que las emisiones de CO2 generadas se neutralizan por medio de proyectos de compensación de carbono.
En definitiva, la fruta de hueso que cultiva esta empresa (integrada en el grupo Plus Berries sigue su curso, tiene unas magníficas expectativas de venta este año en el marcado internacional y, todo ello de forma saludable y sostenible.