El trabajo de recolección de aceituna en el modelo de cultivo intensivo no podrá ser nocturna, para proteger a las aves migratorias

El trabajo de recolección de aceituna en el modelo de cultivo intensivo no podrá ser nocturna, para proteger a las aves migratorias

Cristóbal Molina Navarrete.
Catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social.
Universidad de Jaén.

“Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando.
Y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
(…)”

Juan Ramón Jiménez. El viaje definitivo

1.

El imaginario colectivo y mi propia experiencia de infancia en la monumental Úbeda rural identifica el trabajo en el campo con la luz del sol, de ahí la descripción de su modelo de organización del trabajo agrario como propias de “sol (amanecer) a sol (atardecer)”. Sin embargo, en los últimos años, son cada vez más usuales ver imágenes de auténticos “hervideros de vida laboral” en medio de los viñedos en la noche. El incremento de la temperatura a raíz del cambio climático antrópico está en la base de la principal causa de este cambio de modelo organizativo y pautas del trabajo de recolección de la uva, de la vendimia. Las exigencias de calidad de la uva explican el resto: el vino gana en calidad si la uva se recolecta a temperatura adecuada, que no es la del día, ni siquiera de madrugada, sino a media noche.

En suma, la interacción de los imperativos de competitividad del proceso de producción del vino, sobre todo por su exportación en mercados globales y de gusto exigente para sostener precios rentables con el cambio climático antrópico, que nos regala temperaturas más elevadas durante más tiempo  en el periodo propio de la vendimia (cada vez también anterior, antes de terminar agosto), explicaría que se cambien de raíz los horarios de trabajo en el campo: si el imaginario colectivo sigue vinculado a la luz del día, la realidad contemporánea la asocia cada vez más a la noche. El cambio climático influye en el proceso productivo del fino (el proceso de mosteo erosiona la piel de la uva intensificando su oxidación, afectando a su aroma y, calidad, y, por lo tanto, determina el cambio en la organización del trabajo para su recolección.  

Precisamente, respecto de la incidencia en el trabajo de vendimia, este cambio no deja de tener también riesgos. La vendimia nocturna promueve que se realice más intensivamente de manera mecanizada, pues la oscuridad dificulta la recogida manual. Por lo que, a la reducción del volumen de empleo necesario para esta labor, sumaría también la mayor probabilidad de daños a los racimos de uvas o a las vides. Por lo que se requiere siempre de cierto control humano y, sin duda, de un transporte de la uva a la bodega en un plazo reducido. Asimismo, para el caso de emplear personas humanas es evidente que también supone cambios en los ritmos circadianos y, en consecuencia, alteraciones biológicas y tiempos más asociales de trabajo. Con todo, dado que dura poco tiempo su impacto puede ser reducido. En resumen, por razones de calidad productiva y ahorro de costes de carácter laboral, crece el vendimiado nocturno, si bien no todos los casos admiten este modelo, pues sólo funciona con las “cepas en espaldera” y sobre todo para uva blanca (la tinta es más resistente al calor).

Un vendimiador mecánico gigante nocturno muy eficaz porque pasa por encima de las cepas en espaldera y las varea

2.

Otros cultivos han intentado imitarlo, por esas “ventajas económicas”. Así ha sucedido con el modelo de producción intensivo del olivar. Un modelo que, como se sabe, y por influencia de los Fondos de Inversión especulativos, gana cada vez más adhesiones. Este modelo intensivo y superintensivo exige el cultivo en seto.

Olivar en seto en la finca El Valenciano en Carmona, Sevilla /Agrónoma

Sin embargo, este modelo productivista ha encontrado un obstáculo, por el momento insalvable, en la protección ambiental. Concretamente, en la necesidad de preservar los procesos de anidamiento y migraciones de aves (avifauna). Estas usan con frecuencia el inmenso bosque de olivar en Andalucía, sobre todo Jaén y Córdoba (si bien más proclives al cultivo tradicional, pese a que gana progresivamente peso el intensivo), también Sevilla (que apuesta mucho más por el modelo superintensivo de olivar) como espacios arbolados donde alimentarse y dormir. Los controles de campo en 137 hectáreas de olivar en seto registraron 8.127 aves de 66 especies diferentes. Los olivares en seto albergan, pues, una riqueza de especies tan notable como a la de los olivares tradicionales, pero mientras estos dificultan una total recolección mecanizada y nocturna, el “cultivo en seto” facilita ese modelo de producción claramente “industrializado”. Pero tanto, las ventajas económicas (ahorro de costes, también laborales) despliegan efectos negativos ambientales, pues determinadas aves permanecen posadas en los árboles durante la noche y no pueden escapar ante el paso de las cosechadoras.

Pues bien, la Junta de Andalucía ha prohibido temporalmente, este modelo de recolección. Una reciente resolución de la Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente, para la campaña 2025-2026, mantiene la suspensión de la recolección nocturna de aceituna en olivares superintensivos en seto mediante cosechadoras cabalgantes desde el ocaso al orto (amanecer)

3.

La prevención de este daño ambiental a la avifauna mediante una garantía de prohibición que limita la libertad organizativa del trabajo ex art. 38 CE, contempla excepciones para parcelas que participen en proyectos experimentales, con carácter no comercial, si están autorizados por la Consejería y destinados a ensayar otras alternativas que permitan compatibilizar esta práctica agraria con la conservación de la biodiversidad. Con todo, este modelo de garantismo jurídico-eco-social fuerte no está cerrado. La prohibición es cautelar (precautoria), ni absoluta ni definitiva, pues se condiciona a que no haya certezas científicas sobre modelos alternativos compatibles con la protección ambiental.

En efecto, la noma prohibitiva (que cuenta ya con varias campañas y que fue demandada por ecologistas en acción, en 2019) contempla el levantamiento de la prohibición, sustituyéndose por modelos alternativos como obligatorios, si cuentan con estudios de los que se desprenda suficiente evidencia científica de ser seguros para las aves.  Por lo tanto, en realidad, esta prohibición responde a una suerte de principio de favor natura, en su exigencia de prevención, tras la fase de precaución (2021, como explica la Resolución de 17 de septiembre de 2025, de la Dirección General de Política Forestal y Biodiversidad -BOJA, 183, 23/09/2025). Se trata de prevenir un daño cierto (estudio de la Junta de Andalucía y la organización ecologista SEO Birdlife, que acredita la muerte de aves) para este modelo intensivo, sin perjuicio de cambiar sin uva evidencia científica prueba modelos inocuos.

Para reforzar esta garantía se aprueba el sexto Plan Sectorial de Inspección Medioambiental para el Control de la Recogida Nocturna en Olivar Superintensivo, reforzando la vigilancia sobre el terreno. Las Delegaciones territoriales serán las responsables de velar por el correcto cumplimiento de la prohibición normativa y de intensificar los controles para impedir violaciones de esta condición ambiental de sostenibilidad de la producción intensiva. De este modo, a pesar de su carácter intensivo (también en consumo de agua y reducción de costes laborales), facilita espacios de alto valor ecológico para varias especies de aves migratorias.

4.

En definitiva, la recolección del olivar en seto (intensivo) tendrá que seguir siendo diurna, por el momento. Aunque esta prohibición no supondrá ningún freno a sus efectos negativos en la creación de empleo, tampoco en su consumo de agua, al menos la protección de las aves permite una cierta justicia poética frente a él.