Los problemas de delimitación de los empleos verdes

Los problemas de delimitación de los empleos verdes

Margarita Miñarro Yanini.
Profesora Titular de Universidad acreditada como Catedrática.
Universidad Jaume I.

1.

Desde hace unos años, pero más en la última etapa, el “empleo verde” se presenta como pieza clave de la transición ecológica. Se dice que este empleo está llamado a desempeñar un papel prioritario en el tránsito hacia una economía baja en emisiones de CO2, que impulsa el cambio en la manera de producir, y con ello también en la sociedad y, en fin, que es el futuro. Además, se apunta que su potencial para crear puestos de trabajo es amplio, pues las expectativas de creación de empleo de las economías limpias son considerablemente más favorables que las de las sucias. Se señala, asimismo, que favorece fórmulas empresariales con importante dimensión social, como son las cooperativas. En consecuencia, en base a todo ello, se considera que los empleos verdes son una herramienta esencial para materializar la transición ecológica.

Se comparten plenamente tales afirmaciones, sin que se estimen excesivas, sino realistas, puesto que, en efecto, la importancia de los empleos verdes es clave en el proceso de transición ecológica. Con todo, si se supera un primer examen instantáneo y superficial, se comprueba que carecen de sentido si no se delimita antes el concepto de empleo verde. El problema es que no existe un concepto unificado de empleo verde, sino que cada cual lo define de acuerdo con su percepción o sus intereses. Hay, por lo tanto, tantos conceptos de empleo verde como sujetos los definen, y además la variedad de tonalidades de verde que estos admiten es amplísima, puesto que el grado de exigencia respecto del factor ecológico que unos y otros admiten es muy extenso y diverso. Se considera que esta ausencia de noción unitaria de los empleos verdes constituye uno de los principales problemas que impiden su desarrollo y el despliegue pleno de su potencial. En esta línea, claro está que si no se sabe qué son, difícilmente será posible que desarrollen el importante rol que pueden y deben tener en la transición ecológica, así como establecer una adecuada estrategia de promoción de los mismos. Es prioritario, por lo tanto, poner fin a la inseguridad y heterogeneidad que actualmente existe en torno a los empleos verdes, definiéndolos de manera homogénea y unitaria. No obstante, evidentemente, no basta con que se unifique esta noción, sino que es imprescindible que esa conceptualización se lleve a cabo desde un prisma que prime su componente ecológico, es decir, que tome como eje central el aporte en clave verde que resulte de los mismos para la empresa y para la sociedad.

Dadas las limitaciones que impone el formato de la reseña, no se realizará un examen amplio de los diferentes conceptos planteados, que en muchos casos se formulan como un listado enunciativo  de trabajo y terminan con cláusulas abiertas, es decir, no son precisos. Por ello, únicamente se incluirán un par de ejemplos, para ilustrar lo dispares que pueden resultar los conceptos existentes. Entre los conceptos que se consideran estrictos se encuentra el que afirma que los empleos verdes son aquellos pertenecientes a los sectores industriales verdes, de la economía verde o los llamados “empleos ambientales”. En el polo opuesto, es referente de flexibilidad el concepto formulado por el PNUMA en 2008, que afirma que los “empleos verdes” son aquéllos que “reducen el impacto ambiental de empresas y sectores económicos hasta alcanzar niveles más sostenibles”. Esta heterogeneidad se corrobora en análisis conceptuales más amplios realizados, que apuntan a un variado crisol de definiciones, tanto en la forma como en el fondo.

2.

Se considera de especial interés la definición del empleo verde de la OIT, dado que se trata de un concepto con particular impronta social. Según esta definición, los empleos verdes “son empleos decentes que contribuyen a preservar y restaurar el medioambiente, ya sea en sectores tradicionales, como la manufactura o la construcción, o en nuevos sectores emergentes, como las energías renovables o la eficiencia energética. Estos permiten:

  • Aumentar la eficiencia del consumo de energía y materias primas
  • Limitar las emisiones de gases de efecto invernadero
  • Minimizar los residuos y la contaminación
  • Proteger y restaurar los ecosistemas
  • Contribuir a la adaptación al cambio climático”.

Como puede apreciarse, la condición de “decente” del empleo es un elemento esencial para la consideración de que es verde. Adicionalmente, es de destacar que para la OIT, a nivel de empresa los empleos verdes pueden producir bienes o servicios beneficiosos para el medio ambiente, pero estos no siempre descansan en la producción verde. Asimismo, los empleos verdes pueden sustentar procesos de producción más respetuosos con el medio ambiente en las empresas, como reducir el consumo de agua o mejorar el sistema de reciclaje, pero no constituyen necesariamente en bienes o servicios ambientales.

En consecuencia, se trata de una noción considerablemente abierta y laxa, pero que presenta como aspecto más relevante su dimensión social. Con todo, éste conecta las condiciones de “decente” y “verde”, dando idea de que existe una vinculación automática entre ambas, que desde luego no es espontánea, sino que ha de procurarse mediante la aplicación de políticas adecuadas.

3.

Como se apuntaba, se considera que es imprescindible contar con una noción de empleo verde única y de alcance general, a fin de dar un impulso a la transición ecológica. Se estima que ésta debería ser estricta, con alto nivel de exigencia del componente ecológico, a fin de garantizar un aporte efectivo y real a la sociedad. A tal efecto, se considera que debería vincularse a la economía verde, garantizando que lo fuera tanto el procedimiento de producción como el producto resultante del mismo. De este modo, los recursos (económicos y de otra índole) y los esfuerzos promocionales que se realicen deberían centrarse fomentar en estos empleos, pues son los que tienen un efecto más benéfico desde el punto de vista ecológico, pues se amplifica en el ámbito de la empresa y más allá.

Por lo que respecta al instrumento en el que formular este concepto único de empleo verde, se considera que debería ser una norma jurídica de alcance general, al tratarse del instrumento más garantista y que permite el mayor grado de homogeneidad. Lamentablemente, la Ley 3/2023, de 28 de febrero, de Empleo, adoptada en pleno proceso de transición ecológica, no fue receptiva a esta necesidad, y obvió no solo la conceptualización de los empleos verdes, sino toda mención a los mismos.

4.

Por lo demás, la noción estricta defendida, ligada a la economía verde, supone que extramuros a los empleos verdes queden otros empleos, cuyo mantenimiento es necesario por su utilidad social. Aunque estos no sean particularmente promocionados desde la perspectiva medioambiental, como lo son los empleos verdes, éstos no pueden desatenderse, pues de lo contrario se corre el riesgo de echar por la borda los esfuerzos realizados en el marco de la transición ecológica. Por ello, es necesario asegurarse de que cumplan las condiciones medioambientales precisas para garantizar que su huella contaminante medioambiental y el gasto de recursos naturales sean lo más reducidos que sea posible. En suma, debe exigirse que todos los empleos sean sostenibles desde la perspectiva ecológica.

Por lo demás, un tercer bloque de empleos estaría constituido por aquellos que tiene una alta huella contaminante que no puede ser objeto de reducción significativa, y que, por tanto, no pueden cumplir las más básicas exigencias medioambientales. Estos “empleos marrones” son insostenibles desde la dimensión ecológica, por lo que tendrán que desaparecer y/o reconvertirse.

Por supuesto, esta clasificación de empleos en atención a su valor ecológico presupone que se mida correctamente su impacto, lo que implica necesariamente que deba atenderse a todos sus efectos en el medioambiente. En esta línea, entre otras cosas, es importante desvelar las prácticas de greenwashing de las empresas, que suponen un engaño a los consumidores consistente en presentar como verde un producto o proceso que no lo es con objeto de aumentar su clientela, y que también se proyectan en el plano de los empleos. En cualquier caso, este importante y muy problemático tema queda para una próxima entrada en esta web.