
Transición verde socialmente justa y trabajo sostenible en el campo: ¿de verdad la ecología es el problema de la agricultura?
Margarita Miñarro Yanini.
Profesora Titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social.
Universidad Jaume I de Castellón.
Investigadora Principal 1 del Proyecto de Investigación: Hacia un nuevo ecosistema jurídico para una transición verde socioeconómicamente justa: análisis y propuestas de mejora.
PID2022-142620OB-I00
Cristóbal Molina Navarrete.
Catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social.
Universidad de Jaén.
Investigador Principal 2 del mismo Proyecto de Investigación de referencia.
1El mundo agrario vive su particular “revuelta” en toda Europa, también en España. Prácticamente a diario, convocadas por unas u otras organizaciones, con mayor o menor representatividad, quienes trabajan en el campo, por lo general como personas autónomas, abandonan su hábitat natural y ocupan las calles de las principales ciudades y/o colapsan las carreteras más relevantes para el tránsito del resto de la ciudadanía. Paradójicamente, pese a las alteraciones del orden público que suponen, suelen contar, si son pacíficas, con el favor de la ciudadanía perturbada en su quehacer diario como de los Gobiernos, incluso del competente en política agraria común: las instituciones de la Unión Europea (Comisión Europea y Consejo). Todas, personas e instituciones, les dan (en apariencia) la razón.
Entonces ¿por qué no se resuelven sus problemas y siguen con su “revuelta” contra las instituciones, sus normas y políticas[1], en especial contra la aplicación de la denominada nueva política agraria común (PAC) 2023-2027? Seguramente, por tres razones básicas. De un lado, por la complejidad de la respuesta a la que bien podría llamarse como la “nueva cuestión social agraria” (cómo garantizar una renta económica digna y sostenible para el trabajo de las personas en el campo que sea, al tiempo, acorde con el modelo de economía social de mercado capitalista, así como con la inexorable transición verde). De otro porque, no hay que engañarse, no existe la suficiente voluntad real de las autoridades, estatales y comunitarias, para afrontar una solución plena, coherente y a largo plazo a la economía y trabajo en el campo. Finalmente, porque la presión de los poderes económicos del sector alimentario, de las grandes cadenas de distribución, sí, pero también del sector químico, son muy fuertes y van en un sentido distinto, contrario, al que necesitarían las personas agricultoras y, no se olvide, la ciudadanía consumidora de alimentos en general, que somos todos y todas.
2Pero ¿cuáles son los principales problemas y, por lo tanto, reivindicaciones más básicas del sector de la economía y el trabajo en el campo? Aunque son más de los que habitualmente se reflejan en la prensa, es cierto que suelen centrarse en dos bloques, ambos relacionados con las políticas de la Unión Europea. El primero se refiere a la Nueva Política Agraria Común (PAC), básicamente en dos variables. Una, por la extremada maraña burocrática para la gestión de las ayudas (rentas) que les garantiza la PAC (Ayuda básica a la renta para la sostenibilidad -ABRS-), que seria el nuevo sistema de apoyo (intervención) a la renta para las personas agricultoras. Se trata de una ayuda desvinculada de la producción, que se encuadra dentro de las intervenciones que dan respuesta al Objetivo específico 1 del Plan Estratégico de la PAC[2]:
Apoyar una renta agrícola viable y la resiliencia del sector agrícola en todo el territorio de la Unión a fin de mejorar la seguridad alimentaria a largo plazo y la diversidad agrícola, así como garantizar la sostenibilidad económica de la producción agrícola de la Unión.
La otra, seguramente más relevante y de fondo, deriva de la que, a su juicio, consideran excesiva “condicionalidad ambiental” (curiosamente, nada se dice de la nueva condicionalidad social, que también se estrena en la nueva PAC para este año 2024 y sobre la que se hablará en esta página en futuras ocasiones). Se quejan de que las instituciones comunitarias quieren convertir el trabajo en el campo en -dicen con cierto grafismo, y exageración- “trabajo de jardinería”. Garantizar lo que se conoce como “soberanía alimentaria europea” no se conciliaría con la ecología.
Sorprendentemente (desde este momento ya advertimos que los problemas reales de la economía y el trabajo en el campo nada tienen que ver con la ecología y la necesidad de transición verde, que está sirviendo de chivo expiatorio) aquí han sido oídos. Sus propuestas de exención de controles de condicionalidad ambiental para las explotaciones de menor tamaño, la voluntariedad del cuaderno digital y la modificación de las normas de buenas prácticas agrarias relativas a la rotación de cultivos y el barbecho, entre otras, se incluyen en el nuevo paquete de medidas propuesto por la Comisión Europea (CE). Las personas titulares de los Ministerios de Agricultura de la UE incluso presionan a la CE no solo para que dé inmediatez a estos acuerdos, que deberán ser objeto de una reforma legislativa acelerada, sino para que se vaya más allá, con medidas «más ambiciosas»[3].
El obro bloque de reivindicaciones vinculadas a cuestiones de competencia de la Unión Europea, en cierto modo también ligado a la doble condicionalidad de la nueva PAC (la ambiental y la social), aunque va más allá, tiene que ver con lo que consideran (y es) competencia desleal de terceros países. Se quejan de que se les prohíbe utilizar en sus cultivos determinados productos químicos (fitosanitarios), más baratos, pero más nocivos (para la salud humana y para el medio ambiente), lo que eleva sus costes, aunque mejora la calidad de sus productos, mientras que, en cambio, ven como por las diversas fronteras de la UE entran a diario miles y miles de toneladas de productos agrarios de terceros países que hunden los precios (en algunas ocasiones incluso prefieren tirarlos[4] o donarlos al público[5]). Sin duda, aquí influye también el menor coste de la mano de obra en esos países, por ser mucho menos garantistas sus normas laborales y de seguridad social (por cierto, como en su día se quejaban los agricultores franceses respecto de las exportaciones de los productos agrarios de España -con episodios que todavía, lamentablemente, se han visto en fechas recientes-). Por eso piden, y la Comisión parece dispuesta, si bien no será fácil, porque hay otros intereses comerciales contrarios de los países del Norte, una «cláusula normativa espejo», para que los productos importados de países terceros cumplan las mismas exigencias que los comunitarios (en términos jurídicos principio de reciprocidad).
3Es obvio que no podemos afrontar aquí, ni siquiera brevemente, todos estos problemas y las soluciones que se avistan, siendo conscientes de que, además, hay otros. Tiempo habrá de ello. Sin duda, es uno de los ámbitos de estudio del Proyecto de Investigación aplicada de la Agencia Estatal de Investigación: “Hacia un nuevo ecosistema jurídico para una transición verde socioeconómicamente justa: análisis y propuestas de mejora (Referencia: PID2022-142620OB-I00).
La responsabilidad de su desarrollo corresponde a quienes suscribimos este post, con el que pretendemos hacer su presentación oficial. Progresivamente, esta página se irá plagando de contenidos con las aportaciones del grupo de personas que integran el Grupo de Investigación que lo conforma, con profesionales de gran prestigio de 4 Universidades públicas españolas, a los que iremos sumando una gran red de personas investigadoras de otras Universidades y centros de referencia, españoles y extranjeros.
Pero, para su lanzamiento, hemos elegido, y no es casual, las iniciativas que vamos a emprender esta misma semana, los días 21[6] y 22 de marzo[7], a propósito del Día Mundial del Agua[8]. El lema de este año es “agua para la paz”, haciendo de este derecho humano y bien productivo básico, pero cada vez más escaso por el cambio climático y sus procesos de desertización, cada vez más cartografiados y, por tanto, objetivados y visibles, un elemento clave bien para la multiplicación de conflictos, si no se gestiona adecuadamente bien para la garantía de paz en el mundo, también de desarrollo, si su gestión es la debida[9]. A nosotros/as nos parece muy afortunado el lema, pero le añadimos un adjetivo: “paz sociolaboral”.
Entendemos que la gestión del agua, absolutamente clave para que pueda haber futuro en la economía y el trabajo agrarios, exige procesos de transición justa con indicadores y pautas sociales, en línea con lo que se está proponiendo para la transición energética. Sin embargo, hasta el momento, los criterios utilizados han estado muy alejados de esta racionalización social. Los problemas no son solo de cantidad de agua, sino de su calidad, dado que cada vez hay menos agua y la que hay está más contaminada, no tiene la calidad suficiente, por los procesos de sobreexplotación, en especial agrarios. La reciente STJUE de 14 de marzo de 2024 (C-576/22[10]) así lo confirmaría.
Por supuesto, no queremos participar aquí de la “criminalización” que suele hacerse del sector agrario. Al contrario, nuestro propósito es su defensa, pero en la forma debida, jurídica, social y económicamente. Planteamos la necesidad de una regulación y una gestión profundamente mutada respecto de la situación actual, en la que todos los usos del agua (80 por ciento agrario, 15 por ciento de consumo humano y 5 por ciento de industria) puedan ser sostenibles, ambiental, económica y socialmente. Para ello se necesitan Planes Hidrológicos con ese enfoque típico de transición (hídrica) socialmente justa, financiados por los Fondos adecuados y con especial énfasis en zonas de especial singularidad climática. La ciencia y sus evidencias deben estar al servicio de un mejor futuro para todas las personas, también de la vida y el trabajo en el campo, clave para la vida, a secas.
[1] https://cadenaser.com/nacional/2024/02/16/los-agricultores-siguen-adelante-con-sus-tractoradas-y-cortes-de-carreteras-pese-a-los-compromisos-del-gobierno-cadena-ser/
[2] https://www.fega.gob.es/es/pepac-2023-2027/ayudas-directas/ayudas-directas-a-la-renta/ayuda-basica-renta-sostenibilidad
[3] https://www.lasexta.com/noticias/economia/protestas-agricultores-tractoradas-transporte_2024021265ca2f2e344c980001bcce05.html
[4] https://www.laopiniondemalaga.es/videos/malaga/2024/03/13/agricultores-malaga-tiran-limones-protesta-99417761.html
[5] https://vivahuelva.es/huelva/1594112/el-campo-onubense-vuelve-a-la-calle-y-advierte-que-esta-protesta-no-sera-la-ultima/
[6] https://www.ecoiurasocial.com/transiciones-justas/
[7] https://www.ecoiurasocial.com/jornada-mundial-del-agua/
[8] https://www.un.org/es/observances/water-day
[9] https://www.ign.es/espmap/mapas_riesgos_bach/Riesg_Mapa_08.htm
[10]https://curia.europa.eu/juris/document/document.jsf;jsessionid=2EBB320F7C656101053CB82AD8D62644?text=&docid=283831&pageIndex=0&doclang=es&mode=lst&dir=&occ=first&part=1&cid=869829